Algo de lo que nos hemos dado cuenta tras probarlo con público objetivo es que es todavía más grande de lo que nosotros pensábamos.
Una vez asimiladas las reglas y habiéndolas encajado en el concepto de fútbol que tiene el jugador, el juego cobra vida.
Cada jugador se propone poner en práctica sus nociones estratégicas y tácticas, y ocurre, como en el fútbol real, que las intenciones de cada jugador se contraponen inequivocamente con las de su oponente.
Cuanto más se conoce el juego, en más aprietos se puede poner al contrario.
Hemos podido comprobar que se pueden manifestar practicamente todas las variantes de juego existentes en el fútbol real.
Es excitante ver que un jugador comprende la mecánica y la relaciona con las dinámicas propias del fútbol, y que de pronto se le iluminan los ojos porque planea una jugada que va a sorprender al contrario. Resulta emocionante ver la ilusión por jugar de alguien, y ver esas ganas volcadas en nuestra creación es aun más gratificante.
Y si ya hablamos de la estética y la ilustración...
Soccer City. The beautiful game
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